
donde podemos ser -sin temor- libres,
todos deberíamos estar
siempre solos.
Hace como 8 años -si no es que más- que me senté a mirarme hacia adentro, bien adentro... y encontré sin dificultad a un niño pequeñito, desvalido y poco ecuánime que, sin otra alternativa en ese instante, se convirtió en el hombre que soy hoy.
Ese niño tenía miedo. Miedo a no saber lo que había afuera de su acorazado corazón de azúcar. Es por eso que cuando -por fin- tuvo su momento para "hacerse hombre" aprendió -a punta de puntapiés- la primera y quizá más importante de las leyes que alguna vez enseñara un sabio filósofo chino: siempre ten tu vista en el camino.
Pues sí, fue hace un poco más de ocho años que ese niño le tocó crecer. Yo oscilaba un cuerpo flácido, encorvado y de apariencia desdeñada. Exhibía casi de forma inconsciente la constante inseguridad que me halaba del cuello a todas partes, como el amo a su perro.
Justamente era la época de Chayanne, Enrique Iglesias y Shakira. era la época de los peinados estilo "hongo" en los hombres y "Marimar" en las mujeres (el primero que me diga que eso es demasiado viejo morirá!) Yo solía tener problemas para socializar con los demás. En realidad el problema no era yo, eran ellos: los odiaba a todos.
Podría andar entre 16 ó 17 años deedad cuando, por azares de la vida (gracias amigo mío) comencé a buscar una salida para la presión que los vapores que el tedio iban acumulando en mi cabeza. Por medio de ese amigo conocí a muchas personas, entre ellas la que sería mi primera novia, amante, compañera y amiga.
El asunto es que también conocería a quien sería mi primer beso (sí, mi primer beso fue con una tipa que conocí en internet, ¿y qué? el que esté libre de pecado que envíe un nudge por msn) Esta personita no era lo que se podría considerar como atractiva por la sociedad, ni siquiera yo la consideraba atractiva según mi manera de ver la belleza en la gente. Su forma de ser era extraña. Expedía confianza en sí misma de manera excesiva y eso nos convertía a mí y a la tipa en un ratoncito y una gata hambrienta, respectivamente.
Pues bien, para hacer el cuento corto (yo también me voy por la tangente a veces, no te preocupés Mag, no sos la única) resulta ser que teníamos cierto tiempo de chatear y estábamos -o eso parecía- entablando (¿con tablas? ¿ja ja?) una relación. La cosa es que después de un tiempo hablando sentimos que era hora de dar el segundo paso: conocernos.
Yo no sabía cómo diablos ir a San José sólo, mucho menos a 4 Reinas de Tibás... Así que fue toda una odesea en el espacio (Gracias Kubrick) -casi una hazaña- llegar a la casa de ella. Luego de una hora, treinta minutos y cuartenta y ocho segundos por fin: la casa de mi amada Celestina.
Al llegar era una sensación extraña verla finalmente. Había un problema sin embargo y era que la mamá desconfiaba mucho de ella porque se quedaba todo el día en la casa a solas hasta que la señora volvía de trabajar en las noches, entonces la única manera de entrar era por el techo (sí, yo también hice el mismo gesto que usted acaba de hacer) La cosa es que pare entrar fue todo un embrollo.
Me preparó el almuerzo - muy rico excepto por el pelo de 30cm que tenía el arroz- y luego nos pusimos a escuchar música. Yo sentía esa tensión extraña que sienten los desconocidos cuando están a solas en algún lugar. No era como estar hablando por msn, era real. No podía pensar, ella estaba ahí todo el tiempo, siguiendo cada uno de mis movimientos como si yo fuera una presa.
De un pronto a otro yo estaba sentado en la sala, ella frente a mí en otro sillón cuando sin aviso se levantó, caminó hacia mí y sin decirme nada me miró con firmeza, me sostuvo la cabeza con ambas manos y me besó. Fue un beso fugaz, como para probar mis labios vírgenes y puros con sus labios profesionales del besuqueo y sabrá Dios qué otras cosas.
No sentí nada de mariposas, ni hipopótamos ni elefantes rosados, ni en la panza ni en ninguna parte. Los busqué, se los juro, hasta el cansancio. Ella introducía su áspera lengua en mi cavidad bucal como buscando algo extraviado y yo me perguntaba: "¿Qué diablos está haciendo?"... Un beso "francés" para mí era lo mismo que un beso "de pinguinito". No sabía nada de eso. Practicar con mi mano no sirvió de nada. -vaya desperdicio de noche el que hice-
Al final no fue ni el peor ni el único beso que nos dimos mientras duró lo que tuvimos. Honestamente niguno de sus besos -lo siento Celestina- me gustaron, eran horribles, H O R R I B L E S. Era como besar un sapo con los labios llenos de pus. Me acuerdo y me da asco, Celestina, ¡Me traumaste!
Este "meme" lo hice ya que mis colegas bloggeras Matri y La Gatilla Rosa me lo suplicaron y rogaron hasta el cansancio. Yo sé que morían de ganas por conocer uno de mis tantos secretos íntimos. Espero que hayan quedado satisfechas, señoritas.
Ahora bien, aprovecho para anunciar que me voy a casar!
...
...
...
Jaja, sí huevón! Mejor sólo que mal acompañado, ¿no? Que pasen buenas noches y que Dios los bendiga a todos. Nos leemos la próxima semana damas y caballeros.
¡Salud!