El tiempo esta dejándonos un tiempo
para volver al patio de tus manos
reconocer entre las sabanas tendidas
las caras que perdimos hace tanto
Cuando el aire tenía rastros de azul
en el patio cabia toda la luz
llévame donde pueda, pueda dormir
si fueras a volver llévame allí...
para volver al patio de tus manos
reconocer entre las sabanas tendidas
las caras que perdimos hace tanto
Cuando el aire tenía rastros de azul
en el patio cabia toda la luz
llévame donde pueda, pueda dormir
si fueras a volver llévame allí...
Espere todo el día para escuchar la poesía que hacen estos
señores con su música!
Es que había que ver a este pobre diablito tan solo horas antes matizado con buen rock para luego ya caida la noche bajo un cielo oscuro y estrellado bailar, cantar y llorar, sí los hombres también lloran dicen por ahí, con cada estrofa, únicas capaces de darme alas esa noche para volar lejos de aquel parqueo hacia lo profundo de mis entrañas, tal y como dice en otra canción, mi corazón se volvió pájaro, y recorrí distintos mis recuerdos.
Era lo que necesitaba, solo mirar con los ojos cerrados más allá de mis narices...
Fundí en ese concierto los pedazos de años y comprendí que no necesito de su muerte, de su vida ni de su tiempo más, llegó la hora del adiós, ya el amanecer llegó, no más distancias.
Fue como una despedida definitiva, como haber tocado el fondo y verme en la necesidad justa e irrefutable de ir para arriba sin remedio, y en eso estamos...
Y entre canción y canción, una miltitud coreando trozos melancólicos o piezas enteras como "abril" (qué viaje por Dios) con el humo de cigarros escapándose a través del aire y lluvia de los ojos, decidí regresar al autobús de la batalla, a buscarte donde estés, a donde vayas, y para terminar de hacer mención a esta canción, si tuviera alguna pista, aunque sea pequeña, sería genial.
Por lo menos revivo en mi, en lo que creo y tengo mi esperanza. Que nunca me falte mi esperanza.
Era lo que necesitaba, solo mirar con los ojos cerrados más allá de mis narices...
Fundí en ese concierto los pedazos de años y comprendí que no necesito de su muerte, de su vida ni de su tiempo más, llegó la hora del adiós, ya el amanecer llegó, no más distancias.
Fue como una despedida definitiva, como haber tocado el fondo y verme en la necesidad justa e irrefutable de ir para arriba sin remedio, y en eso estamos...
Y entre canción y canción, una miltitud coreando trozos melancólicos o piezas enteras como "abril" (qué viaje por Dios) con el humo de cigarros escapándose a través del aire y lluvia de los ojos, decidí regresar al autobús de la batalla, a buscarte donde estés, a donde vayas, y para terminar de hacer mención a esta canción, si tuviera alguna pista, aunque sea pequeña, sería genial.
Por lo menos revivo en mi, en lo que creo y tengo mi esperanza. Que nunca me falte mi esperanza.