A todos nos gusta algo del mar, o de la tierra, o del cielo. A todos nos gusta algo de lo bueno y de lo malo, de las resacas sin sentido, del odio y del amor.
Hay veces en las que uno solo quiere reír, o llorar. Hay mañanas que uno se despierta cantando, de brinco, hasta desaparecer tras la cortina del baño.
No entiendo porqué. No puedo explicar porqué.
Hay días que uno venera, como a los Santos, después de tachar todo y dialogar con la conciencia. No sé el motivo por el cual uno pasa pensando en lo que no es.
Si pudiera tendría alas y volaría, no para huír, sino para dirigirme hacia lo verdadero. ¿Dónde es que está?
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