lunes, marzo 29, 2010

Nazareth arde


Bajo los pies, en cada huella. Y la humareda que disipándose inadvertidamente abre pasillos en el aire mientras paseamos. ¿Es acaso eso justo, suficiente? Porque bien pudimos haber seguido contaminando los ríos con la turbulencia de aquel veneno multicolor.

Arde porque somos incapaces, no de incapacidad sino de acciones. Somos testigos de nuestro propio juicio, mas el día llegará para el Juez de jueces y así -con este andar desmedido- seguiremos quemando el poco camino que nos resta de regreso. No seré juzgado por tus faltas ni vos por las mías.

Nazareth grita porque sus niños sangran sepultados por la discriminación y el oprobio, terrorismo psicológico. Clama para que seamos partícipes de la cordialidad y el desinterés, volviendo de lo más profundo a lo menos y respiremos...

La única herencia duradera serán nuestras acciones. A este paso ¿Qué vamos a heredarle al mundo? Nazareth arde porque hemos dejado que la ira y la rebeldía nos haga escupir fuego incluso por la mirada.

Arde desde el momento en que te fuiste y decidiste verme solo cerrando tus ojos. Arde porque ha pecado contra Dios y contra sí misma. Es una hoguera constante cada vez que ignoramos al necesitado.

Y ellos arden -ardemos todos-.

Vos, yo...

Todos.

1 comentario:

Indigo dijo...

Hay q prenderle fuego al mundo por los cuatro costados!

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