viernes, mayo 06, 2011

Némesis

"En la mitología griega, Némesis (llamada Ramnusia, la ‘diosa de Ramnonte’ en su santuario de esta ciudad) es la diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna. Castigaba a los que no obedecían a aquellas personas que tenían derecho a mandarlas y, sobre todo, a los hijos desobedientes a sus padres. Recibía los votos y juramentos secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o infidelidad de su amante.

Es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los dictámenes de los dioses olímpicos. Castiga sobre todo la desmesura. Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal. Un claro ejemplo lo encontramos en Creso, que al ser demasiado dichoso fue arrastrado por Némesis a una expedición contra Ciro que provocó su ruina.
También se considera que era la diosa griega que medía la felicidad y la desdicha de los mortales, a quienes solía ocasionar crueles pérdidas cuando habían sido favorecidos en demasía por la Fortuna.

Con este carácter nos la presentan los primeros escritores griegos, y más tarde fue considerada como las Furias, es decir, como la diosa que castigaba los crímenes. El poder irresistible de Némesis está expresado por su asociación con Adrastea, divinidad asiática que se confundió con ella, hasta ser este nombre uno de sus epítetos. Némesis es uno de los atributos del dios supremo, y era, en unión de Adrastea, el instrumento de la cólera divina."

Tomado de Wikipedia.com

Estaba escuchando una canción de Angela Gossow, y pensé: "Es verdad, el enemigo somos nosotros mismos!". Lo peor de todo es que a veces sin querer -o a propósito- nos volvemos el enemigo de alguien más. ¿Cómo? Con lo que decimos, con lo que hacemos, con lo que pensamos.

Y no somos, al final, nada más que una pelota de gente buscando dónde encajar. Y es esa lucha la que nos vuelve competitivos, la que nos convierte en siervos de la oscuridad. Digo oscuridad porque una vez que nos transformamos en nuestro propio Némesis, no somos capaces de ver con claridad, la luz desaparece.

Entonces, ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué motivos tenemos para joderle la vida a los demás, cuando la nuestra propia necesita de atención? Cuando miramos para todos lados, como temerosos de ser descubiertos en nuestra concupiscencia, somos como Némesis.

Queremos ser libres, pero nuestro espíritu sigue preso de nuestros vicios, de nuestras malas actitudes, de nuestra envidia, de nuestras malas intenciones.

¿Dónde buscamos la felicidad, si en nuestro interior casi no podemos ver de tanta oscuridad?


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