jueves, octubre 29, 2009

Allá


Si es en la soledad
donde podemos ser -sin temor- libres,
todos deberíamos estar
siempre
solos.

Esta puta realidad




Venía pensando después del trabajo en algunas cosas que dejo a veces robarme la paz. Un ejemplo (para quienes aman las cosas acompañadas con ejemplos) es que siempre que uno comienza algún proyecto nuevo (llámese trabajo, relaciones personales, estudios, algo personal) lo primero que hace es llenarse la cabeza de espectativas, ideas, ilusiones... Y qué son las ilusiones? Madame Poète parfum à rêve d'aube lo describe muy bien:

"Todo proyecto poético… todo proyecto humano está condenado a una transitoriedad , que si se llega a sopesar no queda más que verter el juicio tan terrible de Alonso Quijano… el proyecto era mera ilusión, fue una equivocación."

Aunque no estoy de acuerdo con lo último -ella lo sabe- debo admitir que su crítica/análisis toca un punto muy válido y es que en esta vida de pesadumbres y reencuentros con uno mismo nunca faltan los sueños que hacen de Nunca Jamás una fantasía.

Así pues, podemos validar el estado típico de exhaltación del ser humano en momentos de alegría como una transitoriedad de emociones que, si bien son tan reales como para hacernos suspirar, reir, llorar en ese momento, también pueden desviar nuestro juicio de manera aterradora hacia sentimientos y pensamientos que dentro del contexto de realidad no tienen cabida.

Se me viene a la cabeza la famosa frase que dicta "No hay cosas imposibles, solo personas que se creen incapaces". Y es que si tomamos el fetichismo pretencioso de algunos, por querer mostrarle al mundo que ellos son capaces de vivir sin demostrar que son vulnerables, como algo notoriamente positivo yo más bien agacharía la cabeza, me daría media vuelta y me iría por donde vine porque ese tipo de personas no quieren ser humanas, quieren ser robots, autómatas que prefieren darle a gente como uno, que está dispuesto a tomar riesgos por las cosas que quiere que valgan la pena (porque uno decide, no el pasado), las sobras que alguien más dejó.

Me sigo preguntando: ¿Qué puta equidad hay en eso? Ninguna, usted tiene razón señor o señorita lectora.

Entonces ¿Tener ideales poéticos está mal? ¿Ilusionarse es para gente que cree en cierta gente? Puede ser. Pero también puede que todo sea un mero capricho de uno. Puede que uno -por más que se repita mil veces "no voy a construir castillos en el aire, no, no y no!"- más bien haga toda una ciudad sobre las nubes.

A fin de cuentas la primera y única partida de ajedrez la gané yo. Demostré -aunque no hacía falta- que era digdo de ser retado. No es cuestión de suerte sino de estar preparados. Y el que no esté preparado más le valdría ni siquiera querer intentarlo o al menos no alardear de sus habilidades. En resumen: el que pierde es porque no supo nunca cómo ganar con sus derrotas.

Sería un cretino si insistiera en continuar creyendo que soy capaz de hacerla soñar conmigo y que, al mismo tiempo, no tuviera que adivinar todo el tiempo si mi estupidez me nubla la vista o si este barquito de papel podrá aunque sea flotar.

Ni siquiera me atrevo a ponerlo sobre el agua ahora que siento miedo.

Buenas noches.

lunes, octubre 26, 2009

Crítica I




Yo siempre, desde que era pequeñito, le preguntaba a mis papás -intrigadísimo por semejante cosa- cómo era posible que ellos pudieran hacer lo que querían pero yo no. Su respuesta no huía de la típica respuesta de cualquier papá orgulloso de tener el poder diciendo: "porque nosotros somos sus papás". Ahí terminaban mis largos días rompe-cocos.

Conforme iba creciendo me daba cuenta de que no solo mis papás hacían lo que les daba la gana sino que era "la moda" entre los adultos. Bastaba con encender el televisor y ver algo de esas noticias para "grandes" donde anunciaban -casi religiosamente- algún asesinato, robo, secuestro... El menú de cosas permitidas solo para mayores era muy amplio, casi tan grande como los ojos que ponía yo viendo las bellas tomas de personas tomando el sol en una piscina de sangre.

Entonces me iba para mi cuarto y mis juguetes tomaban vida, mis juegos eran de violencia, de peleas entre "buenos y malos" y a veces me gustaba que ganara el malo. Dios guarde me dieran una pistola de juguete porque me volvía literalmente loco de la emoción y no; yo siempre quería ser el ladrón, no el policía.

Definitivamente eso de ser rebelde desde carajillo lo tuve, pero no fue sino hasta como los 11 años que se salió por los poros cuando -como todo buen renegado- empecé a escuchar rock. Oh sí, y no era simplemente rock, eran Héroes del Silencio y Guns N' Roses.

Aún recuerdo cuando -por vez primera- logré ver fotos de ellos. Imaginen la cara que harían sus papás si los atraparan teniendo relaciones sexuales en su cuarto, por ejemplo. Ahora cambien a sus papás por mí y listo; esa cara hice yo cuando pude ver a Saul Hudson con esos pantalones de cuero apretados y su fucking hermosa Epiphone Les Paul en las manos, con ese look tan agresivo y al mismo tiempo tan "original", y ni qué decir del señor y ciertamente gurú de este servidor, Enrique Bunbury. No habían palabras, yo desde ese momento supe que ellos pensaban igual que yo acerca de "los adultos".

Ya cuando mi capacidad cognocitiva estaba bien desarrollada y era capaz de distinguir entre un adulto por edad y un adulto por madurez pude discernir que el 99.8% de las personas mayores de 18 años -a pesar de tener experiencias en esto y en lo otro- se iban haciendo caprichosos, envidiosos, rencorosos y otro montón de cosas que solo a un personaje como Gargamel o el Grinch harían felices.

Y no solo era lo que percibía de la gente sino lo que yo en carne propia tenía que sufrir en el colegio lo que me iba transplantando los órganos del cuerpo, me los iba transformando en pedazos mal hechos de carne putrefacta, hinchada.

Yo odiaba a la raza de la que me había tocado formar parte, mucho. Tal vez fueron esas ganas de no parecerme a ellos lo que hizo que yo fuera como soy. Tal vez el no querer pertenecer a ese grupo de gente manipuladora y engañosa llamado "sociedad" o "suciedad" como le decía yo antes fue lo que me salvó de no ser un mequetrefe sin consciencia.

Y al fin entendí por qué los adultos sí podían hacer lo que les daba la gana y los niños no: porque tenían el poder para hacerlo.

El poder... De eso se trata todo ¿No? Quieren el poder...

Quieren el poder pero no pueden cuidar el planeta que se les da para que vivan como en un paraíso. No, en lugar de eso se pelean por destruirlo y dejarlo sin recursos, por ver quién es el más poderoso de todos, quién tiene más armamento nuclear, mayor ejército, quién es mejor en las olimpiadas... Mae, cómo putas gastan esos dinerales en tantas cosas que de verdad, son puro ego y orgullo? Mae no hay irse muy lejos para darse cuenta de lo que digo: Centroamérica.

Existe en Centroamérica un índice de pobreza según la ONU mayor al 50%, por lo tanto son al rededor de 25 millones de personas que viven, además de precariamente, marginados socialmente. Y uno se pregunta ¿Dónde están esos adultos que pueden decidir? Yo les daré una pista:


Sí, yo también me estaba preguntando cuánto costarán los palos de golf del señor Obama... Parece hasta que le pesan más que las bolas; las de golf, me refiero.

Se imaginan un mundo donde los niños mandaran? Donde la base de toda sabiduría radicara en ser como niños? Inocentes, puros, sensibles? El mundo no sería un caos, por favor... ¡El mundo ya es un caos!

Y ante tanta miseria y tan pocas manos dispuestas a ayudar a veces no queda de otra que "armarse de rusismo" como dice Petite. Tal vez mañana amanezca muerto y todo esto termine, o tal vez despierte por la mañana y sea solo un niño que se soñó que tenía 25 años y odiaba al mundo por hacer lo que quería en vez de lo que realmente debía.

¿Dónde dejé mis pastillas para la depresión?

...

domingo, octubre 18, 2009

pequeñas cosas grandes I


Aunque ese barco sea pequeñito, pequeñito,

con esta esperanza


quiero cruzar el océano más
grande de todos

y llegar, aunque sea


a la orilla de
tu piel.

domingo, octubre 11, 2009

El famoso "meme" y otras cavilaciones nocturnas


Hace como 8 años -si no es que más- que me senté a mirarme hacia adentro, bien adentro... y encontré sin dificultad a un niño pequeñito, desvalido y poco ecuánime que, sin otra alternativa en ese instante, se convirtió en el hombre que soy hoy.

Ese niño tenía miedo. Miedo a no saber lo que había afuera de su acorazado corazón de azúcar. Es por eso que cuando -por fin- tuvo su momento para "hacerse hombre" aprendió -a punta de puntapiés- la primera y quizá más importante de las leyes que alguna vez enseñara un sabio filósofo chino: siempre ten tu vista en el camino.

Pues sí, fue hace un poco más de ocho años que ese niño le tocó crecer. Yo oscilaba un cuerpo flácido, encorvado y de apariencia desdeñada. Exhibía casi de forma inconsciente la constante inseguridad que me halaba del cuello a todas partes, como el amo a su perro.

Justamente era la época de Chayanne, Enrique Iglesias y Shakira. era la época de los peinados estilo "hongo" en los hombres y "Marimar" en las mujeres (el primero que me diga que eso es demasiado viejo morirá!) Yo solía tener problemas para socializar con los demás. En realidad el problema no era yo, eran ellos: los odiaba a todos.

Podría andar entre 16 ó 17 años deedad cuando, por azares de la vida (gracias amigo mío) comencé a buscar una salida para la presión que los vapores que el tedio iban acumulando en mi cabeza. Por medio de ese amigo conocí a muchas personas, entre ellas la que sería mi primera novia, amante, compañera y amiga.

El asunto es que también conocería a quien sería mi primer beso (sí, mi primer beso fue con una tipa que conocí en internet, ¿y qué? el que esté libre de pecado que envíe un nudge por msn) Esta personita no era lo que se podría considerar como atractiva por la sociedad, ni siquiera yo la consideraba atractiva según mi manera de ver la belleza en la gente. Su forma de ser era extraña. Expedía confianza en sí misma de manera excesiva y eso nos convertía a mí y a la tipa en un ratoncito y una gata hambrienta, respectivamente.

Pues bien, para hacer el cuento corto (yo también me voy por la tangente a veces, no te preocupés Mag, no sos la única) resulta ser que teníamos cierto tiempo de chatear y estábamos -o eso parecía- entablando (¿con tablas? ¿ja ja?) una relación. La cosa es que después de un tiempo hablando sentimos que era hora de dar el segundo paso: conocernos.

Yo no sabía cómo diablos ir a San José sólo, mucho menos a 4 Reinas de Tibás... Así que fue toda una odesea en el espacio (Gracias Kubrick) -casi una hazaña- llegar a la casa de ella. Luego de una hora, treinta minutos y cuartenta y ocho segundos por fin: la casa de mi amada Celestina.

Al llegar era una sensación extraña verla finalmente. Había un problema sin embargo y era que la mamá desconfiaba mucho de ella porque se quedaba todo el día en la casa a solas hasta que la señora volvía de trabajar en las noches, entonces la única manera de entrar era por el techo (sí, yo también hice el mismo gesto que usted acaba de hacer) La cosa es que pare entrar fue todo un embrollo.

Me preparó el almuerzo - muy rico excepto por el pelo de 30cm que tenía el arroz- y luego nos pusimos a escuchar música. Yo sentía esa tensión extraña que sienten los desconocidos cuando están a solas en algún lugar. No era como estar hablando por msn, era real. No podía pensar, ella estaba ahí todo el tiempo, siguiendo cada uno de mis movimientos como si yo fuera una presa.

De un pronto a otro yo estaba sentado en la sala, ella frente a mí en otro sillón cuando sin aviso se levantó, caminó hacia mí y sin decirme nada me miró con firmeza, me sostuvo la cabeza con ambas manos y me besó. Fue un beso fugaz, como para probar mis labios vírgenes y puros con sus labios profesionales del besuqueo y sabrá Dios qué otras cosas.

No sentí nada de mariposas, ni hipopótamos ni elefantes rosados, ni en la panza ni en ninguna parte. Los busqué, se los juro, hasta el cansancio. Ella introducía su áspera lengua en mi cavidad bucal como buscando algo extraviado y yo me perguntaba: "¿Qué diablos está haciendo?"... Un beso "francés" para mí era lo mismo que un beso "de pinguinito". No sabía nada de eso. Practicar con mi mano no sirvió de nada. -vaya desperdicio de noche el que hice-

Al final no fue ni el peor ni el único beso que nos dimos mientras duró lo que tuvimos. Honestamente niguno de sus besos -lo siento Celestina- me gustaron, eran horribles, H O R R I B L E S. Era como besar un sapo con los labios llenos de pus. Me acuerdo y me da asco, Celestina, ¡Me traumaste!

Este "meme" lo hice ya que mis colegas bloggeras Matri y La Gatilla Rosa me lo suplicaron y rogaron hasta el cansancio. Yo sé que morían de ganas por conocer uno de mis tantos secretos íntimos. Espero que hayan quedado satisfechas, señoritas.

Ahora bien, aprovecho para anunciar que me voy a casar!

...

...

...

Jaja, sí huevón! Mejor sólo que mal acompañado, ¿no? Que pasen buenas noches y que Dios los bendiga a todos. Nos leemos la próxima semana damas y caballeros.

¡Salud!

P.D.: No me gusta esto de imponer las cosas pero bueno, es parte del jueguito, entonces di, aquí voy con mis voluntarios:

CandyKiller
Gia
Alecita
Indigo (sorry mae, pa' estrenarlo en esto de los blogs y las cadenas)
Carito (Sí, vos tampoco te salvás!)

domingo, octubre 04, 2009

Acá...


Lo que a vos te tengo guardado acá, dentro, dentro, muy dentro... Es un pedazo, considerable, de memoria. Es una noche de luz de luna, de canciones para la eternidad, de humo de cigarrillo flotando en el aire y de un par de cóncavos escenarios donde de vez en vez bailaron un par de lágrimas.

Lo que tengo guardado acá es un sentimiento, no un poema, no una canción, no un momento suspendido en el tiempo; ni siquiera una noche de octubre porque todo fue más que eso. Tengo acá guardadas todas las noches por venir en las que el ayer palpite, se repita y se golpee contra las paredes en mi cabeza como un grito, como un eco, como un soplido suave de aire.

Acá no hay horas, ni minutos, ni billetes de 5 mil, ni cambio para 30... Acá no hay un aroma a chica de fresa, a Deep Red. No hay un retraso de 5 minutos, no hay una lluvia terca que nos haga resbalar. Acá lo que hay es un gracias, es un para siempre aunque para siempre me parezca poco tiempo... Acá hay una sonrisa, acá no hay palabras, no hay distancias cortas ni tampoco largas. Acá lo que hay es una semilla.

No hay espejos, no hay calendarios acá. Lo que hay es un trapillo rojo, un saco manchado, un cabello con gracia, una sonrisa que transporta. Acá son muchas cosas las que hay, pero son muchas más las que habrán a pesar de que no había nada.

Acá hay enredaderas, hay un tiempo nuevo venidero, una víspera para lo incierto, para oportuniaddes despreciadas. Acá los ladrillos se hacen polvo y las princesas, cenicientas. Acá no hay infierno, no hay paraíso... solo una burbuja para que mire desde afuera el reflejo de lo ajeno, de lo propio, de algo que no hubiera sido ni mío ni de nadie y que ahora, pertenece a otra.

Acá no hay un himno solitario, ni puertas sin abrir, ni escaleras de cristal hacia el abismo. Acá hay secretos al oído, susurros entre paréntesis y una que otra vulgaridad. Acá ya no hay nubes negras detrás, no hay guitarras partidas a la mitad ni tampoco muertes de media noche. Acá lo que sobra es ambivalente, dual, soberano.

Acá no es ninguna parte, no es ningún pacto ni peaje. Acá no es un vía crucis, no es un medio tiempo, no es un final ni tampoco un principio. Acá no hay un por ahí, ni despedidas, ni holas. Acá lo que hay es un huracán que se lleva todo, que no deja nada.

Acá no hay un quizá, ni anillos fantásticos... No hay partituras garabateadas ni helados que nunca comemos. Acá lo que hay es un hombre, parado junto a un precipio en la cima del mundo gritando:

Todavía no es El Tiempo de las Cerezas.

mirror mirror

1