jueves, agosto 17, 2006

TIEMPOS DE AZUCAR


Un día salió el sol y decidí empezar de nuevo...

Así pasaron los minutos transformándose en horas que gasté recordando que el amor te hace su esclavo, que en un segundo puede hacerte tocar el cielo y al siguiente la miseria.

Ese día caminé por las aceras, recorriendo los pasillos ya vacíos, dejados por el tiempo ya descoloridos por el llanto y un poco de descuido, pensando en todo lo que el trabajo del reloj ha cambiado en mí, en todo lo que ahora es solo blanco y negro...

Miré por el espejo retrovisor y me di cuenta de que he recorrido mucho, o al menos lo suficiente como para no olvidar de donde vengo. Regresé la vista al camino, tragué aire que terminó siendo suspiro y comprendí que la vida está hecha de todo esto: pedacitos de ayer, pedacitos de hoy y deseos, muchos deseos de que un mañana sea, aunque mínimo, mejor.

Quizá por eso mi corazón se aferra tanto a las cosas que no debe, a las esperanzas y al sufrimiento disfrazado de romance, a querer ver más allá de las caretas, los uniformes y las miradas... Porque todo tiene un peso en la balanza y a veces, solo a veces, es necesario dejar los sobrantes en el camino para que el desequilibrio no luzca aterrador.

Y no pasa nada, aún estoy entero a pesar de todo, por encima de cualquier dolor mi voluntad seguirá firme y mantendré la certeza de que aquellos tiempos de azúcar volverán...

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